martes, 21 de diciembre de 2010

Los renglones torcidos de la navidad

Como decir con palabras todo lo que siento con estas fiestas navideñas apunto de eclosionar sus huevos kinders/Turroneados. Será  que nunca he vivido unas auténticas navidades, o sea, que no esperéis que diga nada bueno sobre la mismas. Pero no por la comida,  donde nunca nos han faltado los langostinos descongelados, por cierto muy buenos, estos fritos con ajos y perejil, la sopa de galets gigantes con sus bolas de carne picada, el pavo con ciruelas el día de navidad  y  los canelones por Sant Esteve, como marca una sabrosa tradición catalana, según mi  opinión. Turrones, cava catalán, neulas, el jamón serrano  para los más humildes como nosotros. Después los regalos,  los carros de los grandes centros comerciales cargados de juguetes, y para los más adultos, la resignación de la colonia de rigor, los pijamas de invierno, jerséis de cremallera para asomar cabeza y no ahogarnos,  los familiares que venían a vernos…
Ahora bien, más que sentir el espíritu navideño, de sentir, siento agobio, prisas, recuerdos buenos pero también malos y frio, calor…aunque lo que se dice placer o felicidad, sin ser demasiado epicuristas, cuando hago “torradas” junto al fuego y con un trozo de tela metálica (de aquellas para hacer “gabias” a las gallinas)  y voy encuadrando la tostadura.  Después el aceite de mi tierra, de oliva arbequina y de gusto cálido y fino, el cual permite saborear al máximo,  el ajo frotado. Pongo un rato el canal de intereconomía, como cuando pongo el Sálvame de Lux y otros, para no pensar y distraerme un rato.  Y los días otra vez volverán a pasar, después del 26 de diciembre y como sí la navidad ya hubiese parido: acercándose el año nuevo, las calçotadas y la validación de la pruebas de la carrera de psicología que me estoy sacando por internet.  Mientras tanto, vender en el mercado de los pageses nuestro perejil, los apios, las calabazas, también todo de nuestra tierra  y el orgullo de ganarnos las cosas con nuestro propio trabajo y esfuerzo. Nadie nos ha regalado nada.
Pues eso, nosotros no nos iremos a esquiar  (Ya pasamos bastante frío trabajando en el campo) ni a fardar de nuestras pertenencias ni a comprarlas, pues somos esos…unos renglones torcidos de la navidad, unos orgullosos parias que ahora, aún más,  gastaran todo lo menos posible que puedan.

Alejandra k12

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